sábado, 2 de marzo de 2013

La caza (Thomas Vinterberg))





La Celebración (1998), It´s All About Love (2003), Submarino (2010) y La Caza (2012). Mis acercamientos con Thomas Vinterberg (Dinamarca, 1969) de los cuales he aprendido a entender circunstancias que hacen explotar el presente de las personas. Las sombras como lastres que cargamos y se conjugan en fenómenos sociales donde lo bueno y lo malo, el blanco y el negro, el ying-yang prevalecen como lección vital.
En tertulia de dos, se preguntó sobre la percepción de la violencia humana. Los puntos de vista más que esclarecedores dieron pie a reflexiones que aquí arrojaré con el fin de desmoleculizar a la La Caza.





En cierto modo, aceptando los postulados darwinenses, la evolución dotó a la especie humana de especial motricidad al ser bípedo y además –lo que ha traído los más grandes descubrimientos y las más grandes destrucciones- pensamiento. Como seres pensantes se edificaron civilizaciones dotados de cultura, lenguaje y, sabia y ambiguamente, leyes. La convivencia social con bases en la legislatura es una de las claves para toda sociedad; dado esto puede que el hombre confronte con violencia por no tener un depredador natural, un depredador como lo sería un león para el antílope o el águila a la serpiente. Sobrevivimos conforme convivimos, mas no conforme “cazamos” en el sentido estricto de la acción, por que ello nos llevaría a la destrucción y exterminación de la propia especie.



Sin embargo, autodebatiéndome, la humanidad provista de lados bondadosos  como de lados oscuros, puede que sea mala por naturaleza y eso puede verse claramente en el comportamiento infantil. Hacer el mal por el mal. En entrevista con El País –artículo compartido por una colega-neurona-, el director alemán Michael Haneke habló sobre esta perspectiva: “Claro que existe el mal. Se puede ver desde el punto de vista católico, pero también sin ideología. Todo ser humano sabe cuándo lo practica, pero cada acto violento es fruto de una herida. Nadie por sí mismo quiere dañar a nadie. Solo los niños, cuando se pelean por cuestiones egoístas. Mire, para existir en una comunidad son necesarias reglas. Y el deber básico del ser humano consiste en reducir sus egoísmos para existir en esa comunidad. No hace falta ser muy inteligente para entenderlo. La ley es necesaria porque limita nuestro egoísmo, aunque no quiere decir que la que tenemos sirva para mantener el bien y eliminar el mal.”


Ante la acusación verbal de Klara (Annika Wedderkopp) hacia su profesor Lucas (Mads Mikkelsen) por abuso sexual, se desata para éste último un infierno en su convivencia diaria con su comunidad. Aquellos quienes lo apoyaban ante un difícil divorcio y la separación física de su hijo, ahora lo perciben como un inimaginable pervertido que debería ser exiliado de por vida.

Protagonista como presunto culpable de un grave delito, La Caza plantea justamente la necesidad de juicio casi subjetivo más allá de la ley racional que nos reglamenta y refiere Haneke. Plantea también, la cuestión de la duda sobre la premisa de “los niños siempre dicen la verdad”. Visiblemente Klara, como ser inocente no tiene conocimiento de lo que su mentira desembocaría en la vida de Lucas, su maestro favorito y el mejor amigo de su papá. Ante esta cuestión, se puede pensar a la violencia como forma de aquella maldad que llega a niveles mucho más recónditos de los ya conocidos para manifestarse: la palabra es acción y cuando la palabra es una mentira donde se involucra a una persona inocente por causas desconocidas, se accionan sentimientos colectivos llenos de odios y egoísmo donde señalar y humillar al (presunto) culpable se vuelve un acto de justicia y cumplimiento de la mencionada ley humana. 





La justicia, sin haberlo encontrado culpable y con el apoyo e incondicional credibilidad de su hijo y otro pariente cercano –la justicia subjetiva-, Lucas vive una serie de circunstancias que no sólo lo despojan de su convivencia antes fraterna, sino de su cordialidad y que, aplaudo a Vinterberg por ello, al contrario de debilitarlo lo refuerzan como ser digno que premura volver a serlo, mostrándose con enojo y exigiendo a la comunidad despojarse de ese lastre pedófilo del que Karla lo señaló. Para aterrizar este rasgo invito a recordar y a poner atención en la actuación entrañable de Mikkelsen cuando se manifiesta en la iglesia durante la Noche de Navidad, derrotado y desolado física y emocionalmente, reta a su mejor amigo, el papá de Karla, a creer su inocencia. Ahí, explotando convence y desencadena arrepentimiento y veracidad no sólo hacia su amigo, sino hacia la comunidad entera.

Cabe destacar, que el discurso visual se entrelaza con el ciclo de crisis circunstancial de nuestro protagonista, el director danés pone a las estaciones de otoño e invierno como actores secundarios. En Noviembre, así como las hojas secas que caen, Lucas también cae; en Diciembre, así como Lucas se encuentra completamente solo y derrotado, los paisajes nórdicos yacen de igual forma –esta parte, como espectadora me resultó asfixiante-. A la resolución del conflicto, en el desenlace, se nos muestran panoramas donde colores cálidos se asoman junto con el Sol y las caras conocidas de la comunidad y los protagonistas son pacíficas y cordiales.


Con La Caza (y en general por su filmografía con o sin Dogma 95), personalmente veo a un director joven que se está posicionando como un hechor de perspectivas que denotan tópicos concernientes a sus espectadores. Cine que muestra ficciones basadas en hechos, ideologías y fenómenos reales a nivel sociedad, sin dotar a sus protagonistas de rasgos característicos que los hagan acreedores de ese papel dentro de la trama narrada, si bien Karla podría verse como una niña del maíz, mala y maldita, pero no, es simplemente un niña sin conocimiento de las consecuencias de sus actos, así como Lucas es un hombre que busca la superación de difíciles situaciones y a la postre le llega una que va más allá de su control. Y los demás, la comunidad, quienes tal vez no saben bien que aprender de la situación y sobre todo no poder ver a ese hombre como antes lo veían.




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