miércoles, 15 de mayo de 2013

攻殻機動隊 (Masamune Shirow)




“I refer to myself as an intelligent life form because I am sentient and I am able to recognize my own existence” Puppet Master



Es el año 2029 y la humanidad ha seguido la presente tendencia hacia la automatización, Oshii nos presenta un mundo altamente tecnológico intuyendo ya en 1995 a la sociedad de redes, a la conexión inalámbrica como una realidad generalizada y social. Adelantándose a su tiempo, Oshii genera esta ficción proyectada sobre un futuro tecnológico donde nuestros seres virtuales son tan importantes como los físicos y la conciencia misma puede ser hackeada, alterada y secuestrada. 


En este mundo físico virtual que inspirara a los hermanos Wachowsky pocos años más tarde para su revolucionaria Matrix (1999), se ubica la historia de Ghost in the Shell, cuya traducción sería aproximadamente “El Espiritu en la Carcaza” aludiendo a la relación que existe entre las cosas metafísicas y sus contenedores físicos.


Esta sociedad altamente tecnologizada es producto sin duda de las reflexiones de Tron y Terminator y como sus predecesoras, Ghost in the Shell versa también sobre inteligencia artificial: el terrorista conocido como Puppet Master es un programa que se concibe a sí mismo como “un ser conciente y capaz de reconocer su propia existencia”

Un ser que nace del mar de la información que conocemos como “la red”. Puppet Master compara al ADN como un sistema de memoria cuya función es la preservación de la información que conocemos como vida; con base en ésta hipótesis Puppet Master cobra conciencia como un ser vivo que nace del mar de la información virtual. Así como hace millones de años la vida se dio en el planeta tierra en la forma de alguna bacteria unicelular, Puppet master surge del mar de la digitalidad como una correlación de datos autoconcientes y con base en esta premisa pide asilo político como una forma de vida.


La película versa sobre el futuro y la inteligencia artificial, con implicaciones éticas formidables e interesantes, sin duda Oshii es un visionario y ha inspirado grandes obras de ciencia ficción que han transformado el cine. 

Puppet Master dice que “La humanidad ha subestimado las consecuencias de la automatización” y no es para tomarse a la ligera la advertencia del amo de los títeres. 

Les recomiendo que si gustan de la ciencia ficción y la animación se acerquen a esta película, tanto en su discurso como en su técnica de animación es de una manufactura excepcional y los dejará pensando sobre las implicaciones ético-tecnológicas que nos tocará vivir.




Stoker (Chan-wook Park, 2013)




¿Cuánto puede influir el vestuario en una película? Si nos ponemos a pensar en la importancia de la indumentaria en un filme, podremos recordar cintas como María Antonieta (Sofia Coppola, 2006) o El Diablo Viste a la Moda (David Frankel, 2006); películas donde la ropa muestra personalidad y esencia tomando en cuanta que sin ella la historia no sería igual. La ropa, hablando de ella en los sentidos económicos, políticos y sociales, plasma cultura y muestra un poco más del momento que se está llevando a cabo. Stoker es el perfecto ejemplo de la influencia que un par de zapatos puede dar a las características de los personajes y hasta funcionar como recurso formal (como elipsis de tiempo).



El paso de niña a mujer de la joven India se plasma en el cambio de unos zapatos clásicos bicolor, que bien podrían hacernos referencia a los años veinte, a unos majestuosos Louboutin que más que feminidad, muestran clase, estilo, status y toda una serie de conflictos psicológicos que muestra el personaje durante toda la película. India es la protagonista, una adolescente que vivía una vida llena de lujos. Mostraba en sus infantiles vestidos, un estilo limpio en el que la ropa portaba su personalidad y no ella al vestido: tímida, con zapatos bajos en colores casi siempre básicos.


Pronto hace un cambio drástico a su vida, en el que una mujer dura, apasionada y un tanto ingenua lleva faldas, camisas en colores fuertes y unos muy personalizados lentes Ray Ban que hacen juego con el auto convertible y clásico de su flamante tío. Si bien la historia es impredecible, podemos darnos cuenta que Charlie, el tío de India es el clásico dandy, aquel hombre por el que todas las mujeres morirían, con un impecable estilo preppy: limpio, con clase y con accesorios que encajan perfecto hasta con su auto. Cualquier persona podría decir que es un hombre aparentemente normal, tratando de conquistar a todas las mujeres a su paso, sin pensar en el verdadero propósito que se trae entre manos.




El personaje que interpreta la célebre Nicole Kidman es digno de admirarse, no sólo por el estilo clásico de la actriz, si no porque ella interpreta a una mujer que sabe portar los más finos vestidos, las más brillantes joyas y los más increíbles tacones, algo que no cualquiera puede lograr. Con cada elegante vestido formal, en colores y texturas hermosas como el encaje, la seda y demás finas telas, nos deleita con un personaje engañoso, manipulador y femenino.



Esto es sólo un pequeño análisis del efecto que tiene el vestuario en la película, sin mencionar que el trabajo que hay detrás por parte de los estilistas es impecable; ya que el estudio y análisis que hay para cada personaje y su relación con el vestido es una tarea interesante de realizar.