martes, 14 de agosto de 2012

Pina de Wim Wenders (David Ornelas)






Quizá, para ser justos, tendríamos que decir que el cine documental es el espacio más libre y vanguardista del arte y la industria cinematográfica convencional. Muestras de esto hay muchas, pero permítaseme opinar aquí de una: Pina (2011), último trabajo del alemán Win Wenders sobre su compatriota, la coreógrafa Pina Bausch, quien falleció en la pre-producción del proyecto que ella misma estaba planeando.


La muerte de Pina Bausch hizo de Pina un homenaje no tanto a la vida como a la obra y al enorme genio y la profundidad intelectual y espiritual de la coreógrafa, homenajeando a la danza contemporánea como arte vivo y vital y al cuerpo como extensión expresiva del alma humana. Son los bailarines de la compañía Tanztheater Wuppertal, fundada por Pina, quienes  dan cuenta de la concepción sobre la danza que tenía su directora; dejándonos ver, de múltiples maneras, su propio universo creativo y su capacidad para penetrar y transformar el alma y la vida de cada uno de ellos. La grandeza de Pina radica en la fusión de dos genios y dos artes geniales: Wenders-Bausch, danza-cine 3D. Y es aquí a donde quería llegar.

Tengo que decir primero que no soy entusiasta del 3D (salvo algunos fragmentos de ciertas películas, como el caso del primer documental en 3D La cueva de los sueños olvidados de Herzog, que en mi opinión vale más por lo abrumador del tema que por las cuestiones técnicas), y no es mi intención discutir aquí las razones. Diré solamente que no me cuadra la realidad representada con ese volumen y esas proporciones. Dicho lo anterior, diré ahora que no existía otra manera de filmar Pina que no fuera en 3D. A pesar de la bidimensionalidad de la pantalla, las imágenes cinematográficas bien logradas no carecen, en apariencia, de volumen. La tercera dimensión que ofrece la tecnología llamada 3D representa una tridimensionalidad falsa, distinta a la real y a la del cine convencional, pero, para algunos, más espectacular e impactante, efectiva con algunas imágenes más que con otras.


Pero en Pina esa tridimensionalidad va mucho más allá de las intenciones de impacto y  espectacularidad: el 3D en Pina se vuelve recurso consciente del lenguaje cinematográfico, y Wenders parece utilizar su falsedad para explorar, de una manera totalmente distinta y desde otro ángulo, el espacio, el movimiento y la geometría en las obras de Pina Bausch. Totalmente distinta en el sentido de que no asistimos, claro está, a una representación de danza, pero tampoco, y esto es menos obvio, a una proyección de danza filmada. Asistimos a un espectáculo que revalora los alcances del cine como lenguaje y arte y que, además, nos mueve con agudeza a mirar de otro modo la danza; espectáculo que amaga, por su carácter revolucionario, con dejar de ser simplemente cine, poniendo los cimientos de un espectáculo nuevo.






3 comentarios:

  1. me encantó la puntualidad de la intervención digital en la maqueta

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  2. Yo no pude ver PINA.
    ¿Saben si se puede conseguir en DVD?
    No sé que tan fácil sea adquirirla.
    Buen texto!

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  3. Lo que los tiempos (y los tempos) nos permitan para llegar, a pie o a caballo a la verdad de las imágenes...

    http://cinemanchas.blogspot.mx/2012/05/danzar-danzar.html?showComment=1361484297236

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