Por: David Ornelas
Hacer cine, ¿qué
necesidad? Seguro que Nila Guiss tiene una respuesta interesante. El martes 20
de agosto presentó Aurora del atardecer,
una película de corto metraje ambientada en el Estado de México. La sala 10 de
la ya no tan recién remodelada, pero aún incompleta, Cineteca Nacional estaba atiborrada,
de hecho más de uno se quedó sin entrar.
Si algo quedó claro antes de iniciar la proyección fue la habilidad y disposición de Nila como directora: micrófono en mano coordinó el siempre complicado asunto de acomodar a cada quien en su respectivo asiento, para no desperdiciar ni uno solo de los escasos lugares.
Si algo quedó claro antes de iniciar la proyección fue la habilidad y disposición de Nila como directora: micrófono en mano coordinó el siempre complicado asunto de acomodar a cada quien en su respectivo asiento, para no desperdiciar ni uno solo de los escasos lugares.
Tras una breve presentación, inició la
proyección de la cinta. Un jocoso y distraído chofer de autobús atropella a una
pequeña y a su madre en una parada rural de autobuses. El chofer huye mientras
puede hasta que su destino lo alcanza. Una mujer afronta la soledad y la muerte
de esas mujeres, víctimas del fatal accidente. El recuerdo de las víctimas
habita hermosos y misteriosos paisajes, los paisajes de la memoria, quizá.
Del mismo modo que la directora logró
acomodar a cada uno en su asiento antes de la proyección, habría logrado
acomodar cada pieza para obtener una película de calidad indiscutible. Un
elenco talentoso encabezado por el experimentado Silverio Palacios. Calidad de
imagen irreprochable. Buena música, con tema original incluido. Una historia
redonda, bien contada. ¿Un tanto sobre actuada en un par de secuencias? Sí,
posiblemente. ¿Algunas notas dramáticas ligeramente forzadas? Posiblemente también.
Al finalizar la película se proyectó el making of de Aurora del Atardecer. Conocer la sinuosidad del proceso de
realización no demerita o engrandece una película, porque la película es el
resultado en pantalla, no más, no menos. Sin embargo, con el making of, lo que sí se enriquece es el
panorama general que cada espectador tiene sobre el quehacer cinematográfico en
general y sobre las condiciones locales en particular. ¿Qué decir del proceso
específico de esta película? Lo que se puede decir de otros tantos proyectos
mexicanos: no fue fácil, pero se logró gracias al talento y la entrega de un
sólido y apasionado equipo de trabajo. Hacer cine ¿qué necesidad? No hay
necesidad, hay corazón.
Nila Guiss y algunos de sus cómplices hicieron
uso del micrófono para agradecer los apoyos invaluables que recibieron. También
dejaron en claro que Aurora del Atardecer
no será su debut y despedida.
Un lluvioso coctel alrededor del mítico cubo
de la remozada Cineteca Nacional cerró el evento. La impertinente lluvia no
planeaba cesar esa noche. Eso no impidió que espectadores, amigos, familiares y
miembros del equipo se agasajaran con una rebanada de pizza, cerveza artesanal
o un cálido mezcal. En todo caso, el cine siempre se comenta mejor al calor de
los tragos.